El
alto precio de la libertad:
Cuatro
años preso en Venezuela.
SUSPENDIDO
debido a los acontecimientos actuales
en Venezuela
APLAZADO hasta nueva fecha
Centro Fundación Cajarioja – Bankia Gran
Vía
Logroño
Presenta y modera: Ana
Castellanos
Presidenta de la Asociación de
la Prensa de La Rioja.
—“La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones
que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros
que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad así como por la honra
se puede y debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el
mayor mal que puede venir a los hombres”.
Estas palabras del
Quijote expresan la grandeza del hombre, y sobre todo de los hombres y mujeres
que luchan por conseguirla para sí mismos y para los demás. Lo terrible, casi
increíble, es que esta lucha y sufrimiento se esté produciendo hoy día en
países del llamado mundo desarrollado, ante la pasividad de muchos y el aplauso
de algunos. Esta miseria moral e intelectual de occidente contrasta con la
grandeza de los héroes que luchan por el bien más preciado que el hombre tiene:
su libertad y su dignidad.
Es el caso de Lorent
Saleh, hijo de una humilde costurera de origen palestino que desde joven se
convirtió en activista por los Derechos Humanos. Cuando tenía 26 años fue encarcelado y
torturado por el chavismo durante cuatro años, hasta su liberación el pasado 12
de Octubre. Hasta en cuatro ocasiones intentó suicidarse, pero al final el
coraje y la fuerza interior prevalecieron. En 2017 el Parlamento Europeo le
concedió el premio Sajarov para la libertad de conciencia.
Cuando se le
pregunta si guarda rencor por esos años afirma con rotundidad que “la necesidad de venganza es otra forma de
servidumbre”. Aunque proviene de la línea más radical de la oposición jamás
ha valorado como opción la lucha armada, como le dijo al presidente Pedro
Sánchez. Sus palabras al presidente español cuando llegó a España suenan hoy
como un imperativo profético: “no es la
oposición venezolana la que debe exigir la rendición del régimen. Deben hacerlo
España y las demás democracias del mundo. Son ustedes los que tienen que decir:
Hasta aquí. Ya no más. Basta".
Su lucha no era solo contra las limitaciones externas
de la libertad, los límites impuestos por los dictadores. Como preso lo más
difícil es conseguir la libertad interior aquella que no se pierde ni en los
peores campos de concentración como señaló Víctor Frankl, célebre psiquiatra
judío preso en campos de concentración. Por ello, no es de extrañar que cuando se le pregunta qué
es lo que más aprecia de su experiencia en las cárceles responda: “El poder de la contemplación. El valor de
lo esencial que parece invisible. Los periodistas y los políticos quisieran que
yo hablara de otras cosas. Pero para mí esto es lo fundamental…”.
Tenemos la
oportunidad de escuchar y dialogar con él en persona para conocer de primera
mano no solo la situación de Venezuela, y de las cárceles donde han perdido la
vida muchos presos políticos y donde aún permanecen cientos de ellos, sino
también de conocer la fuerza interior, la vivencia de un joven que ha resistido
al terror y al dolor.
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